Los Santos Inocentes

MEDITACIÓN
SOBRE LA FIESTA DE LOS SANTOS INOCENTES

I. Estos niños vertieron su sangre por Jesucristo antes de conocerlo. Hace ya tantos años que tú conoces a Dios y los beneficios con que te ha colmado, y ¿cómo lo has servido? Dale la flor de tu vida, conságrale a su servicio tus mejores años, como los santos inocentes. ¡Dichosos niños, no pueden aún pronunciar el nombre de Cristo, y ya merecen morir por Él! (San Eusebio).

II. No es hablando, sino sufriendo y muriendo, como estas primicias de los mártires, estas flores de la naciente Iglesia confesaron la fe de Jesucristo. A menudo Dios pide que tú lo confieses callándote y sufriendo. Te calumnian, te persiguen: sufre, cállate. ¡Ah! ¡cuán elocuente testimonio de tu fidelidad es esta paciencia muda! En vano dices que eres totalmente de Dios: corresponde que lo digan tus acciones; trabaja por Dios, sufre por amor suyo.


III. Debes ser inocente como estos niños si quieres entrar en el cielo: Si perdiste la inocencia bautismal, es preciso que laves tu alma en las amargas aguas de la penitencia. Ojos míos, derramad vuestras lágrimas para extinguir el fuego del infierno y aun del purgatorio, y para lavar mis pecados; porque nada que esté sucio entrará en el reino de los cielos. ¡Dichoso si a semejanza de estas santas almas, podemos obtener la corona del martirio! Esta edad, todavía no apta para la lucha, está ya madura para la victoria.

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